Dos palabras que con frecuencia utilizamos de manera indiferente son precio y valor; sin embargo, se trata de atributos muy distintos, ya que el segundo condiciona al primero. En el caso de algún producto, generalmente se corresponden con facilidad, pero al tratarse de servicios como lo que presta un abogado en Toledo, con dificultad es posible lograr tal igualdad.
Lo que ocurre con ambos conceptos es que, el coste generalmente es establecido en función de características visibles o tangibles y en él inciden elementos como los gastos de producción, de allí que cuando se trate de un objeto sea más sencillo establecerlo.
El valor, por su parte, hace referencia a la utilidad, satisfacción y beneficios que el producto o servicio aporta a la persona.
En este sentido, si quisiéramos establecer cuánto valen los servicios de un abogado, tendríamos que pensar en el bienestar de la mujer que ha logrado divorciarse del hombre que la maltrataba, del ciudadano inocente que pudo ser encarcelado, de aquel trabajador que, tras su despido, obtuvo una compensación justa por sus años de servicios y en fin, todo el bienestar que sentimos cuando se materializa la justicia en nuestra vida.
Ya no parecen tan caros
Todos estos elementos, generalmente son obviados cuando a la ligera muchos señalan que un abogado en Toledo cobra demasiado por representarnos en un litigio u orientarnos en un procedimiento determinado.
Pero siendo sinceros, esta percepción tiene mayor relación con la dificultad que implica para nosotros reunir o desprendernos del dinero, que con el valor real de lo que el trabajo de un abogado nos aporta.
De hecho, unos cuantos euros parecen poco si lo comparamos con todos los beneficios que obtenemos hasta con un sencillo asesoramiento de un abogado. Tengamos esto en cuenta la próxima vez que evitemos acudir a ellos por pensar que cobran de más.